viernes, 4 de enero de 2008

Las fuentes del Nilo

Viajamos a Uganda en marzo del 2007. Un viaje de placer, por supuesto, pero también la oportunidad de conjugar varias de nuestras aficiones favoritas en uno de los entornos más bellos y amenazados de la Tierra: la aventura, el desafío de la montaña, la fascinación por una naturaleza todavía salvaje y, como no, la observación de aves.

Cálao terrestre norteño (Bucorvus abyssinicus)

Desde el principio decidimos que este viaje debería tener un poco de todo, y que no deberíamos centrarnos en nada concreto, es decir, montaña sí, pero no como para dejarnos exhaustos; naturaleza sí, pero con algo de urbanidad; aves sí, pero sin maratonianas sesiones de birdwatching. Y así, sin madrugones, sin acechos, sin estrés, nos zambullimos en un país extraordinario que nos deparó un inventario de observaciones espectacular, con casi 300 especies identificadas.

Para ello contamos con la ayuda de nuestro querido Joseph, uno de los mejores y más jóvenes guías ornitológicos de Uganda que, literalmente, se consideró de vacaciones en nuestra compañía. Su hermano, Hassan, posee el segundo record de identificaciones de aves en Uganda y fue discípulo de Alfred Twitcher, máximo exponente del mismo arte.


Sisón ventinegro (Eupodotis melanogaster)

Tuvimos la suerte de compartir con todos ellos algunos momentos inolvidables, como el fabuloso crucero por el canal de Kazinga en el Queen Elizabeth N. P., cuando Alfred y quienes suscribimos este artículo avasallamos a un ornitólogo holandés con nuestras identificaciones de limícolas, zancudas y ardeidas; o como la agradable conversación que mantuvimos con Hassan en Bwindi, mientras esperábamos para salir en busca de los famosos gorilas de montaña. Hassan me confesó su deseo de viajar próximamente a España y yo no pude dejar pasar la oportunidad de presumir de las aves que pueden observarse en la provincia de Ciudad Real.


Cuando programamos nuestro periplo ugandés decidimos que había lugares que no podíamos dejar de visitar por su fama internacional --el nacimiento del Nilo Blanco, Murchison Falls, los Virungas y Bwindi son lugares míticos que un amante de la naturaleza no puede dejar escapar--, pero queríamos más, y por ello adornamos nuestra ruta con lugares menos visitados, como las ciénagas de Mabamba en el lago Victoria, el valle ugandés-congoleño de Semliki-Ituri, la espectacular garganta de Kyambura o el monte Sabinyo en la frontera con Ruanda.

Este es un resumen de aquella ruta y de lo que allí encontramos:


Kampala-Ciénagas de Mabamba
Elegimos Mabamba por ser el lugar donde resulta más fácil encontrar al Picozapato (Balaeniceps rex), una de las aves más extraordinarias de la Tierra y de las más difíciles de observar. Y no nos equivocamos, pudimos obseravar dos majestuosos ejemplares, además de otras especies como Avefrías Palustres (Vanellus crassirostris) o Ánades Picolimón (Anas undulata), los únicos ánades que vimos en Uganda.


Avefrías Palustres (Vanellus crassirostris)



Nacimiento del Nilo Blanco


Owen Falls y Bujagali Falls son dos lugares de increíble belleza. El kilómetro cero del Nilo y las cercanas cataratas de Bujagali no dejan indiferentes a nadie, y menos al aficionado a las aves: Martines Pescadores (Malaquita, Pigmeo y Pío), Martinetes (Común, Garcita Azulada y Martinete Encapuchado), Garzas y Cormoranes por doquier... y una guinda: el único ejemplar de Martín Pescador Gigante (Megaceryle maxima) que pudimos observar durante todo el viaje.

Cataratas de Bujagali


Murchison Falls

Toda una obligación para el amante de las aves y de la naturaleza en general. Y no solo por la espectacularidad y belleza de las cataratas (los casi 200 metros de ancho del Nilo comprimidos en una estrecha garganta de 7 metros), sino por la gran diversidad de ornitofauna que adorna el parque: Cálao Terrestre Norteño, Cigüeña de Abdim, Abejaruco Carmín, Ibis Sagrado, Ibis Hadada... y un mundo de rapaces (Águila de Wahlberg, Águila Marcial, Pigargo Vocinglero, Buitre Palmero, etc.).


El aperitivo a todo el festín fue nuestro primer ejemplar de Jabirú (Ephippiorhynchus senegalensis), la cigüeña que con más ansia buscábamos y que sólo habíamos visto antes una vez, en las ciénagas de Savuti (Botswana). Sin duda una de las aves más bellas de la Tierra.

Jabirú (Ephippiorhynchus senegalensis), Tántalo Africano (Mycteria ibis) y cormoranes


Kibale Forest y Santuario de Aves de Bigodi

El interés del bosque de Kibale reside en su importante población de primates, especialmente chimpancés, por lo que no pusimos mucho énfasis en la búsqueda de aves. Aún así un ejemplar de Águila Coronada (Stephanoaetus coronatus) pasó sobre nuestras cabezas en busca de alguna de sus habituales presas arborícolas.

Bigodi lo visitamos al mediodía, en medio de un calor insoportable que nos impidió observar algún ave hasta las primeras horas del atardecer. Pero tuvimos la fortuna de ver varios bellísimos ejemplares de Turacos Gigantes (Corythaeola cristata), ave emblema de este Santuario.

Valle del río Semliki (Bosque de Ituri)

En la frontera con el Congo, este lugar es muy poco visitado dado el prolongado conflicto que allí se vive, la 1ª Guerra Mundial Africana que enfrenta a diversas facciones congoleñas y a sus respectivos mentores internacionales: Estados Unidos y Uganda por un lado, Francia por el otro. El objetivo: las minas de coltán, la materia prima de nuestros teléfonos móviles.

El lugar es único, un retazo del gran bosque de Ituri adornado por géiseres y fuentes termales. Excepcional en todos los sentidos, nos proporcionó especies muy singulares como el endémico Toco Pardo (Tockus camurus), el Chorlitejo Tricollar (Charadrius tricollaris) o el Astrild de Mejillas Naranjas (Estrilda melpoda) un ave que en teoría no se encuentra en Uganda pero que nosotros pudimos identificar entre un bando de Picos de Coral.

Lo peor es la constante presencia del ejército ugandés y el deplorable gueto al que han condenado a los últimos pigmeos de Uganda.



Queen Elizabeth y la Garganta de Kyambura

De los sitios más bellos de Uganda. Lugares donde la sorpresa está siempre al acecho, excepcionales para observar la vida salvaje ya sea en el parque, en el magnífico canal de Kazinga, o en las terrazas del Mweya Lodge, donde puedes esperarte el encuentro con una Mamba Verde, con un grupo de hipopótamos o, como también nos sucedió, con un bellísimo Leopardo. Y para las aves fantástico también: Rayadores Africanos, Abejarucos, Garzas, Gaviotas, Limícolas, Pelícanos, Alcaravanes, Cucos y más Jabirús.

Garza Goliath (Ardea goliath) con hipopótamos

Mención aparte merece la Garganta de Kyambura, una cicatriz más de 100 metros de profundidad en la sabana con el telón de fondo de los espectaculares Montes Rwenzoris. Allí habitan varias familias de chimpancés, hipopótamos y elefantes, en un lugar cuya visita te traslada a uno de los espacios más salvajes y vírgenes de la Tierra. Allí pudimos observar un bellísimo ejemplar de Aguilucho-Caricalvo Común (Polyboroides typus).


Azor-Lagartijero Somalí (Melierax poliopterus)


Bwindi

Más conocido por albergar la mayor densidad de Gorilas de Montaña de la Tierra, Bwindi ofrece un mundo de posibilidades para el amante de las aves. Pero para ello hay que quitarse de en medio la ristra de guías y guardas armados que siempre acompañan al turista por estos parajes. Aún así tuvimos suerte, y cayó en nuestras garras el deseado Abejaruco Negro (Merops gularis) y un sorprendente ejemplar de Trogón Montano (Apaloderma vittatum).


Montes Virungas y Cima del Sabinyo

De enorme belleza, los Virungas trazan la frontera entre Uganda, Ruanda y el Congo, con una cadena de grandes volcanes que albergan importantes poblaciones de Gorilas de Montaña. Nosotros decidimos intentar alcanzar la cima del Monte Sabinyo (3.669 m.s.n.m.), pero fracasamos. El mal tiempo nos obligó a desandar un camino abrupto y muy complicado cuando ya habíamos alcanzado la primera de sus 3 cimas (3.420 m.s.n.m.). Una pena, pues los demás volcanes de la cadena ugandesa de los Virungas (Gahinga y Muhavura) estuvieron todo el día luciendo sus imponentes cimas al sol. Tampoco vimos el endémico Turaco de los Ruwenzoris (Tauraco johnstoni), pero la velada en el Travellers Rest fue de antología... y al día siguiente observamos nuestra primera Focha Moruna (Fulica cristata).


Lago Mburo

Aquí observamos dos de las especies más buscadas de África del Este: el Milano Murcielaguero (Macheiramphus alcinus) y el Avesol Africano (Podica senegalensis), pero la sorpresa fueron las manadas de furiosos hipopótamos que durante dos días camparon a sus anchas entre los escasos turistas que se acercan a este extraordinario parque ugandés. Toda una inquietante y, a veces, peligrosa aventura.


Islas Sesse

Broche final de un intenso viaje a través de Uganda. Playas de limpia arena en las aguas del inmenso lago Victoria. Allí observamos el raro Tejedor Anaranjado (Ploceus aurantius) y nuestra última pareja de Jabirús.


Pigargo Vocinglero (Haliaeetus vocifer)


Con esto nos despedimos de Uganda, un país que ofrece extraordinarias oportunidades para el amante de las aves, y que es, claramente, un buen lugar de introducción a las maravillas de África del Este (léase Serengeti-Masai Mara, lagos Manyara, Naivasha, Bogoria, Turkana, etc.), aunque para el viajero por este pequeño país, lugar de contrastes como hay pocos en el mundo, le pueda quedar al final la sensación de que de algún modo la vida salvaje se ha escapado de allí, que ha emigrado a no se sabe bien dónde. O al menos esa es la sensación que nos quedó y que aún nos dura. Y es que los tiempos del sanguinario Idi Amín Dadá aún se respiran en el suave aire ugandés, y sus masacres de grandes mamíferos y aves parecen no haber sido olvidadas por unos espectaculares parques huérfanos todavía de muchos de sus primeros actores.

Vicente Malagón y Estefanía Franch

Mapa: HRW Atlas Mundial http://go.hrw.com/atlas/span_htm/uganda.htm