martes, 4 de marzo de 2008

La dulce cintura de América


El principal motivo de nuestro viaje a Panamá fue conocer a los Kunas, una etnia de la que tenía referencias que habían despertado mi curiosidad. Y admito que cuando se me mete algo entre ceja y ceja no paro hasta conseguirlo, aunque antes deba esforzarme en convencer a mis futuros compañeros de aventura.

Nuestro estilo de viajar nos obliga generalmente a salirnos de los circuitos de los tour-operadores, ya que suelen ignorar a los habitantes del país que se visita, por eso, pertrechados con la información acumulada después de cuantiosas horas de investigación en Internet y la relativa seguridad de haber contratado tres noches de hotel y un billete de vuelta a Madrid, partimos un 14 de septiembre rumbo a Ciudad de Panamá, dispuestos a sumergirnos en el país durante veinte días.

Once agotadoras horas de vuelo, el jet-lag y la tardanza de los encargados del hotel en recogernos consiguieron que la visita a Panamá la Vieja del día siguiente resultara especialmente penosa. Eso sí, conocimos en todo su esplendor la ruidosa parafernalia de las chivas, autobuses bellamente decorados y dotados de estridentes bocinas.

Las calles de la ciudad vieja esconden antiguas casas de una sola planta a las que se han adosado rascacielos pared con pared, y junto a ellas, retazos de vegetación, todo ello animado por el bullicio de las chivas.

La bahía de Panamá llamó nuestra atención por la gran cantidad de aves que allí se encontraban.
Garceta Grande Ardea alba

La travesía a Isla Taboga nos permitió observar una gran variedad de aves. En la playa, un grupo de gallinazos negros se alimentaba entre los restos dejados por la pleamar.




Gallinazo Negro Coragyps atratus

El Monumento Natural de “Barro Colorao” es la cima de una colina de 171 m de altitud convertida en isla durante la construcción del Canal de Panamá. Se dice que es la mayor reserva de Bosque Húmedo Tropical en el Nuevo Mundo y fue declarada reserva biológica en 1923.


Nuestro siguiente destino era Kuna Yala, en el mar Caribe, a donde pretendíamos llegar utilizando los medios de transporte locales. De madrugada, tomamos un autobús hasta Sabanita. Allí realizamos un trasbordo que nos llevó a Miramar donde tuvimos que alquilar un bote, ya que perdimos la oportunidad de hacerlo en aquellos que surten a las tiendas de Kuna Yala.


Lo conseguimos por los pelos, pues no se puede navegar a partir de las 18.30 h al tratarse de una zona de arrecifes coralinos que se vuelve bastante peligrosa cuando disminuye la visibilidad. Tras varias horas de travesía y disfrutar de un precioso atardecer, llegamos a Isla Porvenir, capital administrativa de KunaYala.



La belleza de las islas que conforman este archipiélago (Isla Perro, Isla Hierba, Isla Pelicano), alguna tan diminuta que se puede rodear andando en unos diez minutos, nos identifica con los antiguos viajeros que vieron reflejada en ellas su idea del Paraíso Terrenal. Algun@s sitúan por aquí la isla de Robinson Crusoe.

Los lugareños obtienen el agua potable recogiendo la lluvia en bidones que cuelgan del techo de sus cabañas.




Abandonamos el mar Caribe para dirigirnos a nuestro próximo destino, Pedasí, en la costa del Pacifico, en cuyas playas intentaremos observar el desove de las tortugas para, más tarde, buscar a los quetzales mientras descendemos las laderas del volcán Barú, pero eso forma parte de la siguiente entrega de nuestro viaje.

Nieves Medina

1 comentario:

Joe Dalton dijo...

El enlace http://209.15.138.224/inmopanama/panama.htm ha cambiado de direccion ahora esta en Mapas de Panamá